En los últimos meses se han estado
escuchando constantemente los gritos de la prensa alarmándonos sobre la crisis
social derivada de la sequía. Con hechos sensacionalistas que llegaron a sonar nacionalmente,
como los supuestos suicidios de rarámuris por la falta de comida en la sierra
tarahumara, Chihuahua se ha mostrado como uno de los estados que ha encabezado
la lista de entidades más afectadas por la falta de agua. Es común que los
periódicos o los noticieros culpen completamente a la falta de lluvias la poca
disponibilidad de los recursos hídricos en el estado, pero también se debe en
gran medida a un problema que es menos mediático y sensacionalista, que es el
de la distribución desigual de la tierra y la sobreexplotación del agua. Entre
la sequía natural y la creciente explotación de los recursos hídricos, la
situación se está agudizando y no se han
dado soluciones reales que pudieran salvar de un desastre ecológico mayor a
toda la región. La sequía no solo afecta a los habitantes de las ciudades en su
disponibilidad diaria del líquido en sus casas, pues éste es el último lugar
donde se refleja la carencia de agua, sino que causa estragos principalmente en
la pequeña y mediana producción agrícola y ganadera.
Evidentemente no podemos olvidar la cuestión
natural, que sin duda es un factor decisivo y necesario para que se gesten las
condiciones actuales de Chihuahua. Esta entidad federativa se encuentra
localizada en una de las zonas mas secas del país, percibiendo solamente entre
300 y 400 mm de precipitación anuales en condiciones climáticas normales.[1]
Además de la poca precipitación que tiene la entidad, estos años ha habido un
retraso de la temporada de lluvias y como consecuencia las reservas de agua
superficiales se han evaporado y la recarga de los cuerpos de agua y de los acuíferos
subterráneos se ha visto casi imposibilitada.
Se dice que en estos momentos México
vive la peor sequía de la que se tiene registro y que Chihuahua está viviendo
su quinta sequía intensa.[2]
Un evidente reflejo de los efectos de la sequía en México es que de las 100 presas
principales que hay, 21 de ellas tienen un nivel por debajo del 30% de
capacidad y todas en promedio mantienen apenas un 54.2% de capacidad.[3]
Para el caso del estado Chihuahua la situación se vuelve un poco más dramática.
Como ejemplo, la ciudad de Chihuahua solamente cuenta con 3 presas, una de
ellas, la presa Chuvíscar se ha secado por completo hace unos días y las otras
dos presas van en camino a secarse, teniendo en la presa el Rejón un 28% de
capacidad y en la presa Chihuahua un 23%. La situación es similar para todas
las presas del estado. Según Roberto Ditrich, de la Dirección de Fomento
Agropecuario, “faltan 5 meses para que se seque la totalidad de presas de la
entidad” si no se registran lluvias suficientes en esta temporada.[4]
Todo esto es un problema que puede tornarse en un desastre para el campo, pues
cerca de cien mil hectáreas de cultivos dependen del agua que brindan 8 presas
que tienen niveles por debajo del 40%.
Este es el punto donde la cuestión
de la tierra se vuelve decisivo, pues la distribución de los distritos de riego
y de las zonas vedadas para la extracción de agua son monopolizados por grandes
proyectos agroindustriales que succionan la poca agua que queda. Los efectos que
esto pueda tener en la producción del campo son importantísimos, debido a que
la mayor parte de la producción del estado se centra en actividades agrícolas y
ganaderas, representando el 46% de su PIB.
El uso del agua puede darnos un
ejemplo de la importancia que tiene el campo en Chihuahua. En la entidad se usa
el 6.4% del agua que se consume en todo el país. De este 6.4% el 89.2% está
destinado al campo, ya sea para la agricultura, la ganadería o cualquier otra
actividad relacionada. Por otro lado, para el uso urbano y doméstico solamente
se le destina un 9.2% del total del agua llegando al 93.1% de los tres millones
y medio de habitantes, dejando a los ciudadanos con una cantidad de metros cúbicos
de agua por habitante por año mucho menor a la nacional.[5]
Esto nos deja muy claro el carácter de la entidad, una región totalmente
dependiente de su producción rural que en su mayoría es para exportación. Esta situación
se repite en los estados vecinos de Sinaloa y Sonora, que juntos, los tres, son
los que más cantidad de agua consumen y de los que se tiene destinado mayor
porcentaje para el uso del campo y también son los que se encuentran en las
zonas más secas del país.[6]
La orientación de la industria
agrícola va a determinar la cantidad de agua que se use para mantenerla. Por
ejemplo, la ganadería es una actividad predominante en la entidad y es la
actividad que más agua consume pues para producir un kilogramo de carne se
requiere en promedio 13,500 litros de agua, mientras que para un kilogramo de
trigo solamente se necesitan 1000 litros.[7]
El mantener la producción de carne a los niveles a los que se están manteniendo
en este momento se necesita de agua que la naturaleza árida del estado no puede
proveer, disminuyendo su posibilidad debido a la sequía. Aun así, los
productores han reducido su ganado en menor cantidad de lo que se requiere. El
alto consumo de agua necesario para el procesamiento de la carne y para el
mantenimiento del ganado no es lo único, sino que las hectáreas de campo que
usan los animales han sido totalmente destruidas y no es posible su uso para
otras actividades agrícolas. Entre otras cosas, por eso se dice que si para el
final del año el ganado no disminuye por lo menos en un 50%, se hará una actividad
realmente insostenible en el estado.
Los pequeños y medianos productores
agrícolas han encontrado una dificultad cada vez mayor de conseguir agua para
sus actividades. Por otro lado, los grandes productores tienen la posibilidad
de construir pozos irregulares para mantener su producción pues se obtienen
permisos ilegales para perforar en zonas vedadas o a profundidades prohibidas o
simplemente no obtienen los permisos y pagan las multas que no se comparan en
cantidad con las ganancias que tienen. Un caso que ejemplifica este problema es
el de los grandes productores menonitas.
Las exigencias a todos los niveles
de gobierno por los productores regionales parecen no ser escuchadas, y
solamente se ha agravado la situación. En una manifestación, los productores de
tres municipios describían muy claramente sus condiciones al decir que ven
“[…] con tristeza e indignación cómo se ha
incrementado la superficie de riego en los campos menonitas en los últimos 10
años, que sin importarles los daños al medio ambiente por la extracción del
agua del subsuelo, han pasado de la ilegalidad en la perforación de pozos en
los acuíferos que tienen veda o que no tienen disponibilidad de aguas. La
ausencia de las autoridades federales de Semarnat, Profepa y Conagua en la verificación
de permisos de cambio de uso de suelo de predios ganaderos a agrícolas, los
desmontes sin permisos y el acaparamiento de los subsidios en la tecnificación
del riego y por el lado de los ejidos y colonias agrícolas no se cuenta con
apoyos federales para modernizar nuestras unidades productivas.”[8]
El abuso en la explotación del agua
por los productores menonitas ha dejado con imposibilidad de sustentabilidad
económica a viejos productores y al entrar en quiebra las tierras son compradas
por los menonitas. La sobreexplotación de agua y el acaparamiento de las
tierras de cultivo en el distrito de riego Ahumada-Flores Magón por parte de
los menonitas es tal que son ellos los que extraen cerca del 82% del agua del
subsuelo por medio de pozos ilegales que son construidos a 300 metros de
profundidad, cuando lo permitido son solo 100 metros. La sobreexplotación del
agua subterránea mas la sequía hace imposible que muchos productores obtengan
agua a los 100 metros de profanidad o que rieguen con el agua superficial del
distrito.[9]
El problema no solo tiene que ver
con los menonitas, sino que es algo que se repite en todos los distritos de
riego. En el distrito de riego de Delicias se ha observado como se han estado
agotando pozos destinados para la producción agrícola. La Asociación de Riego
por Bombeo de Delicias ha estado pidiendo a la Comisión Nacional del Agua que
haga un estudio sobre la cantidad de agua que tiene disponible el distrito pues
los pequeños productores han dejado de tener posibilidad de irrigar sus campos.
Aquí también se ha mostrado ausente el apoyo federal, estatal o municipal para
tratar de detener la sequía.[10]
Para entender la situación del campo
chihuahuense también tenemos que agregar un factor muy importante: el Tratado
de Aguas de 1944 con Estados Unidos. En este tratado, México y Estados Unidos
se comprometen a dar ciertos volúmenes de agua anuales que se pagan en ciclos
de 5 años provenientes del Río Grande (Bravo) y del Río Colorado. México brinda
431,721,000 metros cúbicos de agua provenientes de distintas corrientes que
desembocan en el Río Bravo y por su parte, Estados Unidos se compromete a dar 1,850.234,000
metros cúbicos del Río Colorado. Según el tratado, “en casos de extraordinaria
sequía o de serio accidente en los sistemas hidráulicos” México acumula su
déficit para pagarlo en el siguiente ciclo de 5 años, mientras que Estados
Unidos sí puede reducir la cantidad de agua que le da a nuestro país según “la
misma proporción en que se reduzcan los consumos en los Estados Unidos”.[11]
En el contexto de esta sequía, Chihuahua ha dejado de pagar su parte
correspondiente desde el 2011 por la falta de agua para los riegos internos. La
consecuencia es que se va acumulando el volumen y México va a tener que pagarlo
en los próximos ciclos de 5 años si es que para entonces tiene la posibilidad.
La década pasada ya se dio el caso
de un incremento importante de la deuda hídrica con Estados Unidos, tanto que
el gobierno de Texas, de Rick Perry, demandó junto con los representantes de
los distritos de riego del sur de Texas por 500 millones de dólares a México por
los supuestos daños a su producción por la falta del pago de agua. El daño era
mínimo y la cantidad era exagerada pues a pesar de que Texas recibe la
totalidad de las aguas del tratado, solo representa el 1% de su uso total de
agua.[12]
Este tratado es bastante desigual también
por la ineficiencia del riego y del aprovechamiento del agua en México que hace
que dar agua sea muy desventajoso. El desperdicio de agua en Chihuahua es de
alrededor del 54% en ciudad Chihuahua y de 35% en Ciudad Juárez, mientras que
en toda la franja fronteriza del lado estadounidense se encuentra en un
promedio del 7% de desperdicio.[13]
En las ciudades el agua también
escasea. En las dos ciudades principales de Chihuahua prácticamente toda el
agua se obtiene de acuíferos subterráneos. Hay pronósticos bastante
catastróficos en los que se dice que en el área de El Paso-Juárez solamente
queda agua para 15 años pues la mayoría del agua es extraída de solo dos acuíferos
subterráneos. Aun así, no sabemos exactamente cual sea la cantidad que todavía
tenemos disponible. En la ciudad de Chihuahua según el coordinador operativo de
la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, Carlos Antonio Ballesteros, existe un
déficit de 600 litros por segundo para el suministro de agua.[14]
El consumo de agua en las ciudades
es excesivo en comparación con la media mundial y nacional de consumo de agua
por habitante. Tenemos que tomar como principal consumidor a la industria
maquiladora debido a los volúmenes extraordinarios de agua que requiere para
mantener su producción. Los habitantes incrementan de forma significativa su
consumo de agua en temporadas de calor y además también entra otro factor: el
riego. En las ciudades existe una tendencia a mantener grandes porciones de áreas
verdes en toda la época del año. Las áreas comerciales y los fraccionamientos
de los estratos económicos mas elevados son los que tienen la mayor cantidad de
áreas verdes. En segundo lugar están los camellones de las principales
avenidas. Las áreas verdes significan oxígeno y sombra, pero tambien representan
un volumen de agua que no podemos estar pagando. El uso de árboles ornamentales
y de pasto son contrarios al clima de la región y consumen agua que podría
mantenerse como reserva para el consumo humano. El ecosistema estaría bastante
aliviado si comenzaran a retirarse las plantas que consumen tanta agua e inicie
una plantación en todas las avenidas y parques de plantas que no requieran tanta
agua y que puedan sobrevivir los inviernos.
No es que no haya agua suficiente,
si la hay, pero está siendo desperdiciada sistemáticamente y monopolizada tanto
en los campos como en las ciudades. En el campo por el deseo de los grandes
productores agrícolas de incrementar su producción en lugar de disminuirla en época
de sequía se acaban el recurso de los pequeños y medianos productores. En las
ciudades con la inmensa cantidad de fugas, con la industria maquiladora y con
el riego extensivo de áreas verdes el agua que llega a los ciudadanos tiene que
ser racionada. Esto, junto con la deuda hídrica que nos mantiene sujetos a
pagar una parte del escaso recurso a Estados Unidos provoca que la sequía se agudice
y que todo junto concluya en que tengamos problemas tales como la ruina de
cientos de hectáreas de cultivos, la muerte de miles de cabezas de ganado o la
imposibilidad de proveer de agua a colonias enteras en las ciudades por mas de
una semana.
Sin importarles si el agua que se
extrae pueda llegar a un fin, la sobreexplotación del recurso por parte de los
grandes productores agrícolas continúa y si algún día se vuelve dificultada su
producción solamente se mueven a una tierra en la que sí haya agua. Los
enfrentamientos entre pequeños productores y grandes productores por la cuestión
del agua no se han hecho esperar y ya se han registrado eventos de abiertos
enfrentamientos como la toma de maquinaria para impedir el incremento del
cultivo. Se tiene que distribuir el recurso y evitar que se monopolice, pero
esto solo se puede lograr sin la gran industria agrícola de exportación. Hasta
que esto no suceda, el agua seguirá llegando cada vez a menos personas y podría
llegar el día en que realmente falte el recurso pues se habrán contaminado o
agotado todas las reservas de agua.
Bibliografía:
No hay comentarios:
Publicar un comentario